viernes, 29 de marzo de 2019

5 Manías Personales

No te creas que soy tan estupenda y que sólo tengo 5 manías. Sin ser maniática, que no lo soy, tengo muchas más. Algunas más por intransigente y otras porque tengo una muy débil tolerancia hacia la ineptitud, la mala educación y la desidia en general. Pero estás cinco son las que siempre comento en casa cuando me suceden y creo que ya ha llegado el momento de compartirlas...

Ahí van:




Camareros que me dan el plato en la mano.
Lo llevo fatal!! Esto es algo que no soporto. Cuando un camarero o una camarera te dan tu plato en la mano en lugar de colocarlo en la mesa no están haciendo bien su trabajo. Lo siento pero esto es así. 
Hay camareros y camareras super profesionales que hacen su trabajo estupendamente, pero, por desgracia, ésta es una de esas profesiones que se piensa que puede hacer cualquiera y, además, como durante mucho tiempo no se ha valorado como merece y ha estado mal remunerada, ha habido mucha rotación de personal poco y mal formado en los restaurantes lo cual ha ocasionado que los buenos profesionales escaseen. 
Por supuesto, si el camarero tiene mucha confianza con el cliente / comensal la cosa cambia pero en el resto de los casos el plato se debe de colocar en la mesa y, de ninguna manera, p-o-r-f-a-v-o-r, debe de pedir el camarero al cliente que se lo pase para retirarlo!!!
Si físicamente se le hace imposible poner y retirar el plato directamente de la mesa quiere decir que la distribución de las mesas, sillas, o lo que sea no es la correcta pero eso no es ni problema, ni culpa, ni responsabilidad del cliente y, desde luego, no tiene por qué hacer parte del trabajo del camarero.

Hay otras cosas que no me gustan de los restaurantes, como, por ejemplo, los camareros que van mirando al suelo, las decoraciones de los platos, las mesas al lado de los servicios,... pero todo eso da para otro post que no descarto hacerlo en un futuro...




Maestros que dicen que ellos sólo tienen que enseñar, no educar 
Bueno, esto sé que va a crear un poco de controversia, pero yo lo veo de la siguiente manera: 
Por supuesto que los primeros responsables en la educación de mi hijo somos su padre y yo pero, de verdad los maestros deben de desentenderse?!!! Pero si los críos pasan más horas despiertos en el cole que en casa!!!! Si no los educan los que pasan más rato con ellos los críos se van a asilvestrar...
De ahí que luego los hay que dicen que no conocemos a nuestros hijos y cuando están en el colegio son muy diferentes a cómo nos pensamos. Pués, vamos a ver, los niños que con los padres se portan bien, son educados y obedientes y, siempre hacen caso, si luego se portan mal en el colegio de quién es la culpa? Otra cosa es que a los padres/madres nos pusieran una silla al lado del pupitre de nuestros hijos, ahí sí que sería nuestra la responsabilidad, pero mientras que están bajo la supervisión de los maestros, si no son capaces de controlarlos o hacer que se comporten correctamente, el problema es de ellos y, en vez de intentar esquivar su responsabilidad deberían de preocuparse por saber en qué deberían de mejorar para conseguir hacer bien su trabajo.




Las mamás/papás que responden “no lo sé/ no lo tengo” en los grupos de whatssap de la clase
Esto es típico: Abres el whatssap del cole que, previamente habías silenciado porque si no eso no es vida y te encuentras con 25 mensajes. 
¿Qué habrá pasado? ¿Qué me he perdido?!!!! 
Pués nada, que la mamá de María pregunta si algún compañero/a ha cogido por error su chaqueta. Ese es el mensaje 1. Del 2 al 25 son: “Mi hijo no” “Mi hija tampoco” “¿Has preguntado en secretaría?” ¡¡¡¿¿¿EN SERIO???!!! Es necesario contestar que no???? Creo que la mamá de María sólo necesita el mensaje del “Tú chaqueta la tengo yo”... Ni siquiera es necesario recordarle que pregunte en Secretaría o que ponga una nota en la agenda para la tutora, que eso ya lo sabemos todos...




Cajeras del supermercado que hablan entre ellas
Pués claro que pueden hablar, faltaría más, las jornadas son muy largas y dan para mucho, incluso para momentos de descanso y relax o trabajar con menor intensidad cuando hay poco o ningún público pero lo que no me gusta nada, nada, nada es que hablan entre ellas de cosas personales mientras me están cobrando. Será cosa mía, pero a mí me parece una falta de respeto que me ninguneen y sigan con sus cosas cuando me están cobrando a mí y es en mí y en mi compra en quien deberían de centrar la atención. Además me incomoda tener que presenciar la conversación privada entre dos personas que se explican cómo les ha ido el fin de semana o que critican a cierta compañera de trabajo. Me hace sentir intrusa, cotilla sin querer, como si les estuviese molestando inmiscuyéndome en una conversación que no va conmigo. Ya no te digo si encima tienes que interrumpirlas para pedir que te abonen el tíquet del parking...




“Amigos/as” que son “yo todo más”
Le dices a alguien que tienes un dolor en el brazo. Y entonces te dice “para dolor el mío!” y empieza a relatarte con todo lujo de detalles la causa de su dolor, la intensidad, su tratamiento,... e ignora absolutamente lo que tú estabas explicándole. Y quien dice dolor dice problema, suerte,... lo que sea, cualquier cosa o tema el suyo será siempre más espectacular, importante, grande,... y pasará olímpicamente del tuyo.

Me doy cuenta de lo borde que soy porque si no llego a ponerle el cinco en el título de este post podría seguir la lista hasta el fin de los días. Bueno, cada cual es como es. No todos podemos ser “enrollados”...

Nos vemos!!

Ciaíto ;)



Eva 

domingo, 24 de marzo de 2019

Método Konmari para jerséis al “Eva style”

Si me has visto en los stories de Facebook e Instagram ya sabrás que el domingo pasado estuve aplicando el sistema Konmari con las camisetas y jerséis que guardo en una cajonera.



Había llegado ya al dramático punto de no poder cerrar los cajones de la cantidad  de jerséis que tenía y, claro, eso te resta credibilidad en casa cuando dices que tienes que ir de shopping porque no tienes nada que ponerte...
No fué algo planificado. Un puntazo que me dio de repente y, como tenía tiempo por delante y ningún plan de domingo, vacié la cajonera y me dispuse a reordenar ese trocito de mi vida.

No os voy a explicar el mecanismo porque el método lo podéis leer en el libro de Marie Kondo, La magia del orden. Y la técnica para doblar camisetas, jerséis y sudaderas la encontraréis en multitud de tutoriales de YouTube. 



A mi el libro me lo regaló hace como un par de años una de “mis novias” cuando le comenté que me costaba desprenderme mucho de las cosas.
Pués, el libro en sí para este particular no me fue de demasiada ayuda porque yo soy muy poco espiritual y no me veo preguntándole a la ropa si me hace feliz. Además, soy muy materialista, muy de tener cosas, y si se trata de ropa, bolsos, zapatos,... ya ni te cuento! Pero nada de eso me hace feliz. Me puede gustar algo, puedo querer tenerlo y conservarlo pero si por felicidad fuera entonces no tendría nada material porque a mí las cosas, por mucho que me guste tenerlas no me hacen feliz. A mí me hace feliz mi familia, mis amigos,... pero las cosas no. 
Y ya lo de ponerme a darle las gracias a las cosas que tiro por el tiempo que han estado dándome servicio... no, no me veo en eso...
Así y todo, con mi escepticismo, me puse a clasificar en grupos:
  • sudaderas con y sin capucha 
  • Jerséis gorditos
  • Camisetas de manga corta 
  • Camisetas de manga larga 
  • Tanks 
  • Camisetas de tirantes 
Y luego los fui doblando en paquetitos, al estilo konmari, y colocándolos en los cajones por tipología y siguiendo “mi” orden cromático. 
Si hubiese sido rigurosa con el método, antes de ordenar debería de haber tirado aquellas prendas que no quería conservar (qué no me hacían feliz) pero aquí hice un poco a mi manera. Fui descartando las prendas que no me iba a quedar a medida que me venían a la mano. Y no, no les preguntaba nada, ni las abrazaba, ni les daba las gracias. Hay mucha de mi ropa en la que no me cabe ni un dedo, pero sigo con la ilusión y mi esperanza intacta de adelgazarme algún día. Así que no tiré ropa por motivo de talla. Eliminé aquellas prendas que, incluso en el hipotético caso de me adelgace mil kilos y recupere mi “no-barriga” y mis brazos torneados, no me volvería a poner jamás. 
Aún así me deshice de dos bolsas de esas de 50cts del Carrefour llenas de jerséis y camisetas. Y conseguí que me sobre medio cajón. Algo impensable hace apenas una semana.



Ahora viene la gran pregunta: ¿recomendaría este sistema? 

Bueno, te dejo pros y contras y tú valoras
PRO: Visualmente resulta más relajante y ordenado ver todos los jerséis en forma de paquetitos que en pilas aunque los tengas igualmente por colores
CONTRA: Los primeros días asusta el nuevo sistema y te ha costado tanto ordenar de este modo que te aterra tocar nada. Yo estuve hasta mitad de semana usando camisas para no tener que sacar ningún jersey de los cajones
PRO: Ves todos los jerséis nada más abrir el cajón
CONTRA: El sistema de doblado favorece que los veas todos pero es muy difícil reconocerlos. Aunque los clasifiques por colores y tipos, es imposible saber, sin desdoblarlas, cuál de las seis camisetas negras de manga corta que tienes juntas es la de cuello alto con el ribete en la manga y blonda en el bajo... porque dobladas las verás todas negras iguales.
PRO: Revisas las camisetas y jerséis y vas viendo cuáles necesitan que repases los botones, las que tienen bolitas que puedes eliminar con cuidadito con lamaquinilla del marido (con sumo cuidado de no dañar la prenda y de que no te pille él y empiece a quejarse...)



Bueno, habrá más pros y contras pero estos son los que más me han llamado la atención estos días. 




Un consejo que te doy. Si has leído el libro o has oído hablar de él (también está la serie de Netflix) sabrás que recomienda ordenar por categorías y no por espacios. De esta manera no te encontrarás con que te aparecen prendas similares en otro lugar de la casa cuando ya has acabado de ordenar un rincón determinado. Yo, excepto los zapatos y alguna otra cosa más, tengo un espacio para cada categoría, por eso no presté atención a esta recomendación. Y se me escapó un detalle: la ropa sucia o por planchar. Así que cuando acabé de ordenar la cajonera, me dí cuenta de que me habían quedado fuera algunos jerséis que andaban en el “circuito” de lavado. 




A parte de eso, mi experiencia ha sido positiva. Y en breve me pondré con los bolsos, zapatos y libros. Tres categorías que hace poco que reorganicé y me deshice de un montón de cosas, pero que siguen siendo un problema por la cantidad que sigo teniendo de cada una de ellas y porque no encuentro un sistema ideal para guardarlas. A ver si con el método konmari veo la luz...

Ya os iré contando...

Ciaíto

Eva