domingo, 28 de julio de 2013

Tomar el té o TOMAR EL TÉ


Pués tampoco va a ser este un post como para extenderme mucho.

La ceremonia del té en Japón forma parte de una de las tradiciones más conocidas del país. La sumisión que demuestra la mujer ante el hombre en este acto es algo que me escandaliza tanto...

Es más bien una comparativa porque, a raiz de una promo en el Ritz de Madrid (qué fuerte, UNA PROMO EN EL RITZ DE MADRID!!!, a dónde vamos a ir a parar, té y pastas por 32€ creo que es demasiado popular y le resta exclusividad por lo que no entiendo que luego digan que el lujo no está en crisis...) y comentándolo con mi marido, nos dimos cuenta de que la ceremonia del té tiene tantas variantes como tipos de té o, incluso más. Bueno, esta conclusión no se debe a un exhaustivo estudio sinó más bien a una apreciación personal tras una conversación/divagación informal...El caso es que se ha despertado en mí la necesidad de exponer cuatro detalles diferenciales como la ubicación, el servicio, etc...pero sin apenas valoraciones personales, but con imágenes que dicen que cada una vale más que mil palabras...

Las maneras más usuales de tomar el té:

La exclusiva:
Acercarse una vez por semana (diariamente sería como demasiado boring) a tomar el té de las cinco con amigas a un salón de té o cafetería chic, por ejemplo en el salón del Ritz con o sin promo pero con las deliciosas pastitas de rigor.


La étnica:
El té a la menta es fabuloso. Está riquísimo...ummm!!! Pero si soy sincera jamás he tomado un té a la menta tan bueno como el que te sirven en el Zoco de Túnez...Ni siquiera en una jaima con vistas al mar super genial en la que estuvimos en Hammamet.



La doméstica:
Ésta es la que, a pesar de las bolsitas de Hornimans y la sacarina líquida, más valoro y aprecio, porque es el té que me prepara cada mañana mi maridito guapo mientras me desperezo en la cama con el sonido de fondo del agua haciendo "chú-chú" en la tetera eléctrica. No es adorable?!!!




martes, 16 de julio de 2013

Las consecuencias de ser una "cocinillas"

Centrémonos en el tema: no me importa para nada la alimentación natural o "química" porque entiendo que cada cuál debe de elegir la suya en función de su estilo de vida. Teniendo en cuenta la pirámide alimenticia, que ayuda a generar y mantener buenos hábitos, e intentando llevar una dieta equilibrada es suficiente y no es necesario complicarse demasiado la vida escogiendo productos narurales frente a los artificiales ya que todos están en el supermercado por alguna razón y, sinceramente, veo más seguro alimentarse a base de productos manipulados, que han pasado por sus correspondientes controles de calidad, que no con una lechuga que un señor ha arrancado del suelo. Después dirán "qué natural, del campo a tu mesa"...pués qué quieres que te diga, a mí me da asquito!!!
Y, como digo, este tema no me importa para nada...A mí lo que me marea es saber elegir bien entre cosmética natural o la cosmética artificial de las grandes firmas.
Hasta hace pocas semanas tenía muy claro que mi cutis no iba a verse nunca con un cataplasma de pepino o una mascarilla de aguacate y, aunque todavía no he llegado a ese punto, ahora no me atrevería a negarlo con la misma rotundidad de hace unos días. Uno de estos días, de repente me pongo una fruta en la cara...
Que por qué digo esto? Pués porque siempre he creído que una gran firma dispone de medios para realizar estudios en su departamento de I+D, están a la última en avances cosméticos, tienen productos a la venta que han superado muchísimos controles,...He confiado mucho siempre. Sin embargo, hace un par o tres de semanas, peleándome yo con unas salchichas muy guerreras tuve un pequeño incidente y me quemé con el aceite de la sartén. A quién se le ocurre cocinar! Ay, Ay, Ay, dolía tremendamente!!! Y fíjate qué casualidad, no tenía ninguna crema para ponerme y calmar el dolor.



Creo que ésta es la típica crema que todos tenemos en casa muerta de la risa y que, un día, cuando hacemos revisión de botiquín, nos damos cuenta de que está caducada. "Uy, se ha caducado sin usarla. Bueno, la tiro y cuando vaya a la farmacia compraré otra". Y es justo en ese intervalo de tiempo cuando ocurre EL ACCIDENTE.
Agua fría, litros y litros de agua sobre el dorso de mi mano consiguieron calmar un poquito el dolor pero me fue saliendo una marca tan antiestética que pensé que sólo tendría una posible solución: que se convirtiera en tendencia el guante de lentejuelas tan "quinqui" que llevaba Michael Jackson. Y, por Dior te lo prometo, que eso junto a los calcetines blancos combinados con los mocasines negros es una de mis peores pesadillas!!!




Por más que el mismísimo Karl Lagerfeld use el famoso guante blanco no me va a parecer estiloso para nada. Más le vale seguir creando tendencias que copiando los estilismos horteras de las celebs

Al día siguiente tuve la suerte de dar con una buena persona que me aconsejó ponerme aloe en la mano.
Yo le dí las gracias por el amable consejo, sin prestarle demasiada atención, porque aún seguía pensando en comprar Silvederma en la farmacia. Y lo flipé muchísimo cuando se presentó ante mí con una hoja de aloe metida en una bolsa de plástico de esas de supermarket cerrada con un nudo por las asas. Me quería fundir!!! Qué vergüenza!!!! 
Total, que cuando llegué a casa (tomando todas las precauciones oportunas para que nadie me viese por la calle con la hoja en forma de cactus alargado), siguiendo sus instrucciones, la metí en la nevera. Y allí se quedó. Pero, a la mañana siguiente, como sabía que me iba a preguntar qué tal, me fregué un poco la hoja por la mano justo antes de salir de casa para poderle decir si me picaba, si me había refrescado la herida,...Y entonces se obró el milagro! Obviamente no desapareció la herida, ojalá, sin embargo, antes de que me hubiese montado en el coche ya se observaba una espectacular mejoría con la herida como más blanquita, más suave.




Estaré eternamente agradecida a mi dermo-consejera ocasional, ya que, desde aquél día estuve poniendome "ungüento" de aloe en la mano cada noche y cada mañana, a pesar de ese aspecto gelatinoso y textura enganxifosa, hasta que consideré que no era necesario continuar con el "tratamiento". Y, de hecho, tengo pendiente de comprarme en una floristería una de estas plantas para tenerla siempre en casa en vez de Silvederma porque la mejoría del aspecto de mi mano ha sido genial.




Ahora viene el Quid de la cuestión: he estado tantos años rechazando los remedios naturales por una falsa convicción de que todo lo que procedía de un laboratorio debía de ser mejor? Es mejor la lanolina diectamente de la oveja o la tratada/sintetizada en laboratorio? Aceites naturales o hidratante corporal Chanel? Azúcar o Peeling Biotherm? 
Todavía tengo que mentalizarme porque no me veo fregándome un tomate por la cara en lugar de un buen tónico astringente, ni sustituyendo mi mascarilla hidratante semanal por una capa de miel, que son los sustituvos naturales que me han explicado. Es como ecs!



Pero ahora ya no lo veo tan estrambótico y voy a empezar a reflexionar acerca de ciencias como la acupuntura y la homeoterapia a las cuáles dudo que me aficione aunque ya no descarto informarme un poquito acerca de ellas para darles el justo valor que se merezcan bajo mi renovado criterio sin despreciarlas directamente y sin más.

lunes, 8 de julio de 2013

Confesiones de una alérgica muy "chic"


Aunque estamos fuera de época siento la imperiosa necesidad de hablar de las alergias porque aunque las más comunes son las estacionarias, las de primavera, están esas otras, las crónicas, las que padecemos en casa...



Después de tantos años conviviendo con una rinitis alérgica crónica estoy más que acostumbrada a los estornudos, los pañuelos,...y no me molesta.



Lo que realmente me pesa es que en esos dificiles días críticos para mí en los que mis alergias hacen de las suyas con furor no importa lo que me esfuerce en dar con mis mejores estilismos o tener la oportunidad de asistir a los eventos más "in" del año, porque por mucho que lo pretenda es imposible disimularlo y, como habréis imaginado, no es ni chic ni sofisticado acudir a ningún acto con un cargamento de kleenex, ni tan siquiera con pañuelitos de seda, y, si para más inri, mi papel es el de acompañante de un señor con el ventolín en el bolsillo, el conjunto es verdaderamente espectacular, aunque en un sentido diferente al que, en nuestro caso, acostumbra a ser, porque aunque seas la pareja más elegante de la fiesta, el hecho de ir con pañuelos e inhaladores va a dar como "penita".


No voy a dar más explicaciones sobre un tema que, tratado con más detalle podría resultar incluso escatológico, pero quería haceros partícipes para que veáis que, por más que se empeñen en dar de mí una imagen de mujer frívola, también sufro este tipo de vulgares episodios como el más común de los mortales.