Si me has visto en los stories de Facebook e Instagram ya sabrás que el domingo pasado estuve aplicando el sistema Konmari con las camisetas y jerséis que guardo en una cajonera.
Había llegado ya al dramático punto de no poder cerrar los cajones de la cantidad de jerséis que tenía y, claro, eso te resta credibilidad en casa cuando dices que tienes que ir de shopping porque no tienes nada que ponerte...
No fué algo planificado. Un puntazo que me dio de repente y, como tenía tiempo por delante y ningún plan de domingo, vacié la cajonera y me dispuse a reordenar ese trocito de mi vida.
No os voy a explicar el mecanismo porque el método lo podéis leer en el libro de Marie Kondo, La magia del orden. Y la técnica para doblar camisetas, jerséis y sudaderas la encontraréis en multitud de tutoriales de YouTube.
A mi el libro me lo regaló hace como un par de años una de “mis novias” cuando le comenté que me costaba desprenderme mucho de las cosas.
Pués, el libro en sí para este particular no me fue de demasiada ayuda porque yo soy muy poco espiritual y no me veo preguntándole a la ropa si me hace feliz. Además, soy muy materialista, muy de tener cosas, y si se trata de ropa, bolsos, zapatos,... ya ni te cuento! Pero nada de eso me hace feliz. Me puede gustar algo, puedo querer tenerlo y conservarlo pero si por felicidad fuera entonces no tendría nada material porque a mí las cosas, por mucho que me guste tenerlas no me hacen feliz. A mí me hace feliz mi familia, mis amigos,... pero las cosas no.
Y ya lo de ponerme a darle las gracias a las cosas que tiro por el tiempo que han estado dándome servicio... no, no me veo en eso...
Así y todo, con mi escepticismo, me puse a clasificar en grupos:
- sudaderas con y sin capucha
- Jerséis gorditos
- Camisetas de manga corta
- Camisetas de manga larga
- Tanks
- Camisetas de tirantes
Y luego los fui doblando en paquetitos, al estilo konmari, y colocándolos en los cajones por tipología y siguiendo “mi” orden cromático.
Si hubiese sido rigurosa con el método, antes de ordenar debería de haber tirado aquellas prendas que no quería conservar (qué no me hacían feliz) pero aquí hice un poco a mi manera. Fui descartando las prendas que no me iba a quedar a medida que me venían a la mano. Y no, no les preguntaba nada, ni las abrazaba, ni les daba las gracias. Hay mucha de mi ropa en la que no me cabe ni un dedo, pero sigo con la ilusión y mi esperanza intacta de adelgazarme algún día. Así que no tiré ropa por motivo de talla. Eliminé aquellas prendas que, incluso en el hipotético caso de me adelgace mil kilos y recupere mi “no-barriga” y mis brazos torneados, no me volvería a poner jamás.
Aún así me deshice de dos bolsas de esas de 50cts del Carrefour llenas de jerséis y camisetas. Y conseguí que me sobre medio cajón. Algo impensable hace apenas una semana.
Ahora viene la gran pregunta: ¿recomendaría este sistema?
Bueno, te dejo pros y contras y tú valoras
Bueno, te dejo pros y contras y tú valoras
PRO: Visualmente resulta más relajante y ordenado ver todos los jerséis en forma de paquetitos que en pilas aunque los tengas igualmente por colores
CONTRA: Los primeros días asusta el nuevo sistema y te ha costado tanto ordenar de este modo que te aterra tocar nada. Yo estuve hasta mitad de semana usando camisas para no tener que sacar ningún jersey de los cajones
PRO: Ves todos los jerséis nada más abrir el cajón
CONTRA: El sistema de doblado favorece que los veas todos pero es muy difícil reconocerlos. Aunque los clasifiques por colores y tipos, es imposible saber, sin desdoblarlas, cuál de las seis camisetas negras de manga corta que tienes juntas es la de cuello alto con el ribete en la manga y blonda en el bajo... porque dobladas las verás todas negras iguales.
PRO: Revisas las camisetas y jerséis y vas viendo cuáles necesitan que repases los botones, las que tienen bolitas que puedes eliminar con cuidadito con lamaquinilla del marido (con sumo cuidado de no dañar la prenda y de que no te pille él y empiece a quejarse...)
PRO: Revisas las camisetas y jerséis y vas viendo cuáles necesitan que repases los botones, las que tienen bolitas que puedes eliminar con cuidadito con lamaquinilla del marido (con sumo cuidado de no dañar la prenda y de que no te pille él y empiece a quejarse...)
Bueno, habrá más pros y contras pero estos son los que más me han llamado la atención estos días.
Un consejo que te doy. Si has leído el libro o has oído hablar de él (también está la serie de Netflix) sabrás que recomienda ordenar por categorías y no por espacios. De esta manera no te encontrarás con que te aparecen prendas similares en otro lugar de la casa cuando ya has acabado de ordenar un rincón determinado. Yo, excepto los zapatos y alguna otra cosa más, tengo un espacio para cada categoría, por eso no presté atención a esta recomendación. Y se me escapó un detalle: la ropa sucia o por planchar. Así que cuando acabé de ordenar la cajonera, me dí cuenta de que me habían quedado fuera algunos jerséis que andaban en el “circuito” de lavado.
A parte de eso, mi experiencia ha sido positiva. Y en breve me pondré con los bolsos, zapatos y libros. Tres categorías que hace poco que reorganicé y me deshice de un montón de cosas, pero que siguen siendo un problema por la cantidad que sigo teniendo de cada una de ellas y porque no encuentro un sistema ideal para guardarlas. A ver si con el método konmari veo la luz...
Ya os iré contando...
Ciaíto
Eva
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