Tengo una foto en casa donde aparece una encantadora pareja con mi niño en brazos. Los tres guapísimos. Curiosamente la cámara captó una escena que se estaba dando detrás a la derecha de la imagen: una conversación informal y seguro que con un toque simpático entre dos personas. Esta escena no se volverá a repetir jamás...Y, por qué? Pués porque una de esas personas ya no está. La otra persona, seguro que ya lo habéis imaginado, soy yo. Esta foto siempre va a estar en algún lugar importante de mi casa. No es un homenaje ni un no querer olvidar, porque eso cada cual lo lleva en su corazón. Es la necesidad de tener presente cada día que las situaciones más triviales son las verdaderamente únicas e irrepetibles.
Si con estas palabras alguien ha querido pensar que intento justificar mi supuesta frivolidad allá él/ella. Mi única intención es motivar a quien quiera dejarse llevar por un sencillo consejo a disfrutar de la vida, de las cosas buenas y de las buenas personas que nos rodean, intentar ayudar en todo lo que esté en nuestras manos y alejarnos de los malos rollos y los conflictos porque, como me decía hace mucho tiempo un señor muy sabio, 'dentro de unos años estaremos todos calvos' y todo lo que no hayamos disfrutado nos lo habremos perdido.
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